LA INTIMIDAD
“El Sol pone nubes a modo de cortinas porque quiere estar solo” Xhelazz
La reivindicación del sujeto comienza por el reconocimiento de su intimidad. Esto hace parte del profundo respeto que nos invita a contemplar los límites para no vulnerar la privacidad de aquellos con quienes compartimos y que, implícitamente, deja la instrucción para que también sea considerada la nuestra.
La amistad veraz nos llama a la cercanía desde la confianza, a la proximidad desde la lealtad, a la presencia desde la reverencia y el decoro, al consejo desde la renuncia al reconocimiento, al encuentro que acepta el orden y las jerarquías y, por encima de todo, a que prime la defensa del otro como individuo en la comunión desde la reserva.
La intimidad habita en lo más recóndito donde lo confidencial fortalece al ser en el recinto de lo más secreto. Por ello resulta apenas justo y hasta necesario que no se vulneren las puertas donde comienza lo más personal, lo intrínseco y oculto, sobre lo que cada quien toma sus propias decisiones. Es allí donde residen los diálogos internos y las conversaciones unipersonales e intransferibles hasta que la voluntad sea consultada.
Preservar la libertad en las relaciones interpersonales es asegurar las fronteras de lo trascendente e insondable, donde puede ser permitida la escucha, pero sin que ello ceda el derecho a compartir más allá de lo establecido. O donde el reducto de lo inviolable permanezca intacto porque hace parte de un mundo sin paralelo que puede tener la categoría de lo único e irrepetible.
La dignidad y la responsabilidad se ven exaltadas en la cualidad de hacer valer al otro, permitiendo que brille por su esencia. Esta es la mejor actitud para honrar y mostrar la estima que se tiene por alguien, comprendiendo que jamás debe invadirse el territorio de lo que es considerado como sagrado. En la observación y conservación de estos principios está el combustible de los más estrechos vínculos.
La intimidad hace parte del sendero hacia la conquista de la autoestima, porque en el mundo interior mora la inteligencia de las emociones como cimiente para la construcción de un carácter que afiance y proyecte con decisión al verdadero ser que solo espera el momento oportuno para evidenciarse como la perfección de la majestuosa obra del Creador.
Que la injerencia a lo privado sea sometida con cautela a la manifestación expresa…
Alejandro Posada Beuth