NAVIDAD POR SIEMPRE
“La navidad comienza en el corazón de Dios, y solo está completa cuando llega al corazón del hombre” Anónimo
Después del invierno, del frío, de la soledad y las noches oscuras, llega desde la estrella del Norte una nueva luz que dibuja la esperanza, la ilusión, un amanecer inédito y con él el nuevo Ser que encuentra el abrigo, el calor y otro prisma para observar el brillo natural de la vida.
Navidad es volver a nacer, renunciando a las sombras para quitar el velo del tiempo y abrir los ojos con admiración y asombro ante la perfección. Es pasar la página de los temores y las dudas. Es trascender de la vanidad a la humildad y la modestia, como el Rey que decidió nacer en las condiciones sencillas de un pesebre. Es prescindir de lo no esencial para conectar de nuevo con lo significativo y prioritario.
Navidad es también volver a escuchar la melodía siguiendo la partitura escrita en “Fe Mayor”, para devolver la confianza y la fuerza. Es reflejarnos en el lago en calma que es espejo del alma. Es regresar a los anhelos y aspiraciones mayores para fusionarnos a la obra impecable creada por el soñador de sueños. Es ir más allá de la presunción y la ostentación a la sobriedad de quien no hace esfuerzo alguno porque el lucimiento brota de manera espontánea. Es resonar con la compasión y el perdón para no arropar ni al resentimiento ni al rencor. Es comprender desde el desapego desistiendo de la vanagloria, la altivez y la soberbia.
Renacer es albergar con coraje al embrión del amor para nutrirlo desde la caridad y la piedad vestidas de humanidad. Es atenuar los momentos de debilidad y fatiga para fortalecernos en la voluntad férrea que conecta lazos de unión profundos. Es cimentar valores cubiertos de sensibilidad. Compartir y desprenderse para no enaltecer las migajas o las sobras. Es dejar atrás las exigencias porque son tantos los motivos de agradecimiento que el corazón rebosa a plenitud. Es comenzar de nuevo a sumarle historias a la existencia como señal inequívoca del deseo intenso por continuar escribiendo el relato para ser pedagogos de sonrisas y tutores de gozo y satisfacción.
Que la navidad haga que la excitación sea la fragancia de lo cotidiano. Que el nuevo nacimiento eleve el rango de cada una de nuestras emociones y pensamientos para conjugar el verbo amar en presente y que podamos deleitarnos en el reloj vacío de la pausa donde se enhebran las vivencias con sabor a recuerdos y se tejen los más grandes ideales.
Alejandro Posada Beuth