LA IMAGINACION
“La imaginación es generosa y desprendida; la inteligencia calcula y se aferra”
Thomas Henry Huxley
Los límites y las fronteras con lo irracional se doblegan ante la imaginación. Son apenas una parte de lo no creado que espera ser revelado a partir de los hilos mentales que buscan mezclarse en una urdimbre de manera caprichosa para dar origen a lo novedoso, a las ideas en potencia, a proyectos repletos de fantasía que esperan materializarse y cumplir una función mayor.
Cuando se evocan recuerdos, experiencias e imágenes y se fusionan a un propósito, en ocasiones surgen elementos sorprendentes que pueden ser el comienzo de aquello que, aunque parezca deliciosamente absurdo, al mismo tiempo acunará lo que podría llegar a ser de verdad esencial. Lo trascendente, frecuentemente suele partir de lo insospechado. Por eso una representación mental, un concepto, un símbolo, pueden ser el preámbulo de nuevas realidades o estructuras que abran el abanico de las probabilidades en el que no hay topes y nada concluye porque siempre hay algo por aportar.
Los mejores escenarios parten de lo sencillo y se adornan luego con los tintes y el colorido de lo abstracto que recurre a la capacidad innovadora para que se pinten los más bellos marcos. Una atmósfera de sorpresas e ilusiones comienzan a colmar las expectativas y los anhelos. Emergen contenidos divergentes en los que los sentidos se deleitan y lo evocado es enriquecido desde el aporte subjetivo.
Por supuesto la imaginación se congratula con la capacidad de visualizar y, cuando hay una mayor exigencia, la película rueda sin libretos para dar rienda suelta a representaciones inéditas, que pueden llegar a plasmarse y de hecho cambiar la expresión de todo lo que nos rodea. Lo que hasta antes solo parecía tener injerencia de la razón, ahora se desmarca de lo lógico y se resiste al análisis para permitir que la innovación se vista de invitada. Es entonces, cuando se pierde el temor a lo desconocido y las murallas comienzan a derrumbarse porque el conocimiento se vuelve cómplice del desafío y decide renunciar a las certezas. El imperio de la realidad deja de calibrar desde el entendimiento al que se aferraba, para que el ingenio no pueda ser aprisionado.
Por eso, es esencial prescindir de los modelos y prototipos que nos privaron de seguir siendo niños para lanzar, sin vergüenza, todo tipo de ocurrencias con las que alegremente se divierta el creativo que llevamos dentro…
Alejandro Posada Beuth