FE “La fe es la fuerza creadora por la cual un mundo destruido debe emerger hacia la luz” (Hellen Keller)
Más que un sentimiento, la Fe es una decisión. Es convicción y certeza que nacen del corazón cuando el silencio reina con alegría. Es superar el deseo o el anhelo para dar paso a la más noble aspiración. Por eso es consecuencia lógica de Bendecir (bien decir) aferrándose a la Fuente, de donde todo proviene. Es señal de confianza infinita, aunque la razón no alcance la comprensión.
La Fe es diluir el hielo del miedo que anquilosa y paraliza, desde el Sol interior que se asoma cuando la Paz prevalece y cuando la facultad de soñar persiste sin renunciar a pesar de la adversidad. Es ver la armonía en la turbulencia y sentir con tenacidad que la confusión llega a su fin. Es afianzarse en el encuentro y la transformación de la realidad para cambiar el enfoque hacia un horizonte que promete dignidad y soporte, porque todo se puede y ya está en camino.
Es ir más allá de la fascinación y el optimismo, de la creencia y el dogma, para darle crédito a lo seguro que ha perdido su misterio. Es renunciar voluntariamente a la duda y dar el primer paso, aunque el final no sea visible. Es determinación, firmeza, esfuerzo y gozo conjugados, gratitud y dicha, porque la alineación con los ideales ya es una realidad. Es conquistar el Espíritu y la Voluntad como Maestros de la Verdad.
Por eso la Fe camina al lado de la Libertad, esculpe y revela lo Auténtico. Supera al victimismo y hace relucir al Valiente que, con arrojo, va en búsqueda de las cosas pequeñas, porque en ellas mora su Fortaleza. Ve donde la oscuridad trata de ocultar la perfección y entiende que la Sabiduría es la llave para desterrar las miserias del intelecto.
Cuando somos puestos a prueba, surge lo Supremo porque Su obra habita en nosotros. Se emancipan las destrezas y talentos hacia el reencuentro con lo que es legítimo para que lo que ha de venir encuentre el mejor terreno y así, la nueva semilla de un mundo justo e imparcial, germine honrando el milagro de la vida desde la espiral que danza en dirección de la Conciencia Mayor.
Que la Luz y la Providencia atraigan vigorosamente el renacer de la Humanidad para que el Alma despeje la niebla y el orgullo. Que el coraje sea tan suficiente como para permitir que ya no existan más ataduras. Que el brillo de la mirada sea fiel reflejo de que el Faro ha sido encendido de nuevo en señal de que la prisión del temor fue vencida. Que la incertidumbre y el abismo queden atrás para que cada paso sea un avance real hacia ese nuevo amanecer que anuncie el Tiempo en el que las campanas repiquen por la Esperanza, la Equidad y la Justicia. Que en el oasis del corazón vuelva a residir el verdadero Ser y que la necesidad de la explicación sea reemplazada por la aceptación y la serenidad.
Que así sea y que podamos cumplir con nuestra parte…
Alejandro Posada Beuth