RESILIENCIA
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción” (Bob Marley)
Aprovechar el sentido del viento en los momentos desafiantes, puede ser la mejor opción para mantener el vuelo y no dejarse vencer por la fatiga. Superar adversidades va más allá de las circunstancias y requiere de tenacidad y perseverancia, de fortaleza y resistencia, pero, ante todo, de sentido y propósito. Cuando hay motivación suficiente, el desafío o el reto se convierten en el mejor pretexto para poner a prueba nuestra resiliencia, esa fuerza interior, esa capacidad y resistencia que nos permite mantener la postura frente a la presión llevada al límite y que nos invita a descubrir ese potencial latente que muestra verdaderamente de qué estamos hechos.
Adaptarse de manera inteligente y competente a las dificultades, nos exige ser flexibles como el bambú que se dobla para levantarse de nuevo, pero también afrontar en positivo los obstáculos y asumir la posición de quien desea aprender nuevas conductas y habilidades para responder ante los tropiezos. Ello implica tener la honestidad y claridad suficientes como para auto observarnos, establecer el diálogo interior y reconocer la propia autonomía que nos ayuda a identificarnos como vulnerables pero dispuestos al cambio.
El fortalecimiento de nuestros vínculos y redes de apoyo son un factor decisivo que, asociado con la tolerancia a la frustración y la incertidumbre, puede permitirnos sortear momentos complejos desde la aceptación, con una buena dosis de asombro y asertividad, que nos conduzcan a recuperar la confianza, a creer de nuevo, a generar nuevas metas identificando claramente las restricciones para establecer posibilidades objetivas acordes con los recursos.
Más importante aún, cuando somos más sólidos que lo que nos acontece, cada nuevo episodio se convierte en un escalón más que hemos vencido y que nos eleva a vibraciones mayores en el acercamiento al sendero de la conciencia. La resiliencia es pues, conservar la entereza ante las perturbaciones haciendo que se active la máxima creatividad para no desfallecer. Es poner la atención plena a nuestro servicio para conservar la mirada firme en la luz y no perder el Norte en medio de la confusión.
La combinación entre realismo y entusiasmo da origen a respuestas desde una esfera emocional superior que permite la renuncia al control para que surja la probabilidad de contemplar nuevas alternativas y, de esta manera, volver a encontrar en nosotros la magia de una sonrisa ante la desventura…
Alejandro Posada Beuth