MOMENTOS

27 mayo, 2021 by Lina Gonzalez

“La muerte es un momento, la vida muchos” Tennessee Williams

 Más allá del tiempo, hay instantes que quedan para siempre y que guardan su intensidad sin perder un ápice. Hasta la relatividad dialoga con Cronos, hijo de Urano (el cielo) y Gea (la tierra),  dios del “tiempo humano”, para quedarse en lo profundo de quien experimenta el momento que ha de imprimirse sin límites en lo eterno. Cada registro cobra su verdadera dimensión cuando el paisaje de lo vivido desfila ante los ojos de la imaginación y no cesa frente al recuerdo que pide licencia para permanecer.

Momentos que se expanden a través de los días, porque mientras sean alimentados por los sentimientos, derribarán las barreras del olvido para mantenerse latentes. Son liberadores de sueños porque fueron albergados en rincones de privilegio del corazón, donde remueven las escenas y reviven los matices de los mejores escenarios que nos conducen al ascenso de los escalones de las ilusiones solemnes. Son, también, redentores de la prisa porque es tal su poder que quieren mantenerse entre el faro que ilumina y el puerto que los acoge. Son hospederos de espinas o alegrías, de emociones tan extremas que terminan siendo dueños de todo y de nada.

Momentos que se han quedado dormidos, pero con la convicción del despertar en la emergencia del alma para luego cubrirse de nostalgia o felicidad infinitas y de todas formas marcar el fin de las sutiles distancias para confluir luego en estrategias de calidez y cercanía. Suelen disuadir penumbras para reconfortarse en todo aquello que evoque anhelos de las más nobles expectativas como combustible de los vínculos mayores. Lo que ha sido calificado como único e irrepetible se agita detrás de esos instantes reclamando su sitial para no ser relegado.

Registros de aflicciones, pesares o angustias, pero también de entusiasmo, fantasías y momentos de reflexión quedan en los instantes en los que lo urgente deja de serlo porque la fuerza de lo que se reivindica en presente hace su llamado y es entonces cuando solo se experimenta la ausencia de premuras. Surgen los mejores criterios para allanar el camino y volver a lo que ha quedado grabado con la opción de ser traído al “aquí y ahora” para tener una mejor versión de la existencia misma. Es cuando el inventario de lo fascinante supera las carencias para volver a la gratitud, la inspiración y la acción.

Que podamos avalar y estimar esos momentos para que las perspectivas apunten de nuevo a esos pequeños grandes pasos en dirección de las realizaciones…

Alejandro Posada Beuth

VIAVIDA

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