LA GRATITUD
“Cuando bebas agua, recuerda la fuente” Proverbio Chino
Es frecuente que seamos generosos al momento de compartir, pero no siempre al momento de recibir. Esto ratifica el significado esencial de manifestar agradecimiento y reconocimiento ante algo que nos ha sido dado o ante un servicio recibido. Es, sin lugar a dudas, la mejor manera de honrar y corresponder al autor de dicha obra, quien además seguramente se sentirá complacido por su acto.
Cuando estas manifestaciones se convierten en hábito, el sentimiento de gratitud trae como consecuencia la posibilidad de estrechar vínculos y fortalecer los lazos que comienzan a esbozarse como un ascenso en la conquista de la conciencia, la ética y la lealtad. Resulta entonces incuantificable el beneficio que se deriva de un hecho que ha partido del deseo genuino por contribuir al bienestar del otro.
La gratitud se experimenta en doble vía. Tanto quien recibe un favor como quien lo brinda, empiezan a rebosar de felicidad y optimismo porque surge otra visión que convierte en “contagiosas” estas sensaciones. La plenitud es tal, que invita a seguir desarrollando movimientos que permitan la cercanía y la proximidad en la búsqueda de objetivos comunes y es entonces cuando reconocemos la presencia de la unidad en nosotros. Es cuando percibimos que el otro no es ajeno y que, por el contrario, vamos hollando el sendero juntos.
La valoración de estos hechos comienza a cambiar perspectivas. Se dimensionan nuevas esferas que nos convierten en seres en “modo positivo”, que nos llevan a repetir estos comportamientos sin necesidad de excusas y solo motivados por emociones bondadosas que serán la antesala a la felicidad, obteniendo así como máximo galardón, un placer duradero que desata, además, un poder interior sin límites para la consecución de los sueños que van en la dirección del verdadero desarrollo de lo humano.
La gratitud desplaza los lamentos e invita al dinamismo y a los gestos que edifican y construyen. Genera el poder de atracción suficiente como para convertir en realidad lo que apenas está en potencia. Enfoca la atención en lo verdaderamente esencial e ignora las trampas de ego. Eleva nuestro sentir a las más altas vibraciones para que la desidia y la negligencia no tengan cabida. Transmuta la ansiedad y la depresión en las más virtuosas cualidades que conducen al regocijo y al festejo por lo simple y lo sencillo. Conecta con el alma y allana la senda de quien habrá de reconocerse como discípulo de la vida…
Alejandro Posada Beuth