EL SENDERO
“La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo”
Hermann Hesse
La ruta seguida por quienes dejaron huella antes que nosotros es una de esas buenas evidencias de que, como humanidad, hemos ido avanzando juntos tratando de coincidir en objetivos mayores. De esta manera, con cada paso dado, vamos ampliando el sendero para que quienes vienen detrás sean beneficiaros de nuestro esfuerzo.
Resulta fácil predecir que en este recorrido por la vida, en la medida en que transitamos el sendero, iremos encontrando versiones nuevas de la existencia para expandirnos hacia una mentalidad motivadora, repleta de inspiraciones y logros. En esta reedición quizás la mayor fortuna sea sentir que hay alguien que nos acompaña y que mil historias se hilan desde un amor cierto y sin reservas, para comprender que podemos albergar los más bellos sentimientos, llenos de recuerdos de cada estación a la que nos hemos acercado y en la que han quedado plasmadas tantas conversaciones inconclusas, tal vez a la espera de un reencuentro o una excusa para expresar lo guardado, que se quedó suspendido en las ideas.
Probablemente al recorrer el sendero nos encontremos los retoños de las semillas sembradas, que desde ya anuncian que los frutos serán custodios de continuidad y jamás de olvido. Es posible que en el camino ronden la sombra y el embrujo de lo prohibido o, a lo mejor, sueños acompañados de tantas ilusiones, o esperas por quien nunca llegó. Seguramente quedaron registrados momentos inolvidables que se niegan a morir, o historias, canciones y poemas que fueron musitando anhelos y añoranzas. Sentires que quedaron anclados en cada piedra del camino o respuestas que no fueron escuchadas porque la ausencia estuvo presente.
Seguramente el sendero identificará nuestros pasos de ida y vuelta, al vaivén de lo vivido, para revisar el pasado y, frente a frente, discutir sobre lo que habrá de llegar. Es posible que reciba cargas de muchos que irán aligerando el equipaje para la confluencia de las almas en busca de aprendizajes. En esos caminos quedará olvidada la esclavitud del tiempo porque ya no habrá premuras y el viento viajará surcado por el destino para que cada rincón sea un buen resguardo.
No es fácil hollar el sendero, pero cada tramo superado te hará saber que se puede y que solo hay que dosificar las fuerzas para aguantar hasta el final y poder así ser relevados por quienes tendrán la misión de continuar…
Alejandro Posada Beuth