EL REGRESO

9 agosto, 2021 by Lina Gonzalez

“Lo que me gusta del viaje, es el asombro del regreso” Henri Beyle Stendhal 

 

¿Quién soy? Pregunta inevitable que surge en cualquier momento de nuestras vidas y que nos invita  a hacer el camino de regreso, a volver al corazón, a dejar atrás tantos roles o simplemente a escucharnos de nuevo para vibrar con lo que somos y a afirmar el paso para cumplir con nuestra parte dentro del proceso mayor de la existencia, sin empeñar nuestra felicidad.

El regreso implica toparnos con altibajos emocionales, vivir mesuradamente y reconocer lo imprescindible para no gastarnos la vida y poder así  transitar sin agobios ni ataduras, sin tiempos que limiten o condicionen, disfrutando y dimensionando en presente para no fragmentar realidades. Nos lleva a tomar la decisión de conocer lo profundo y sanar las distancias y las prisiones conceptuales. De igual manera, a poder observar desde el espacio donde toma asiento la quietud, en ausencia de conflicto, para reconectarnos con los mejores instantes de amor y misterio que detienen lo urgente inundando de magia y color cada segundo vivido intensamente y desde la conciencia plena.

En ese camino de regreso se suele sentir la presencia de lo Divino y, en la aparición y puesta del sol, todo comienza a tener la jerarquía relativa. Los días pasan y cada mañana nos inundan los recuerdos en ese viaje al interior donde la balanza se mueve entre la derrota y la esperanza, el juicio y la comprensión, la melancolía o el júbilo. Viaje también en el que se convoca al canto que acompaña el ascenso por los escalones que acercan las ilusiones, las memorias y las ambiciones, etiquetadas de expectativas nuevas en dirección a lo sublime. Ya no estamos más abrumados por la prisa sino más bien tomando la cuerda de nuestras realidades para mirar hacia dentro y curar heridas, retirar espinas y rescatar la metáfora de la aventura.

En este sendero de regreso, el alma se asoma para reavivar el fuego e incrementar el inventario de los más nobles deseos que sacian la sed y crean los escenarios propicios para convertir nuestras biografías en estímulos y realidades inagotables. Es cuando el combustible de los vínculos nos genera tal fortaleza que se dejan atrás las inhibiciones y los pudores, para dar permiso a que se revele lo oculto, en el marco del respeto profundo por lo individual.

Que el regreso sea digno y preciso…

 

Alejandro Posada Beuth

VIAVIDA

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